UNA LICENCIA PARA GOBERNARLOS A TODOS

El inicio del año 2023 ha estado marcado por la polémica surgida en torno al posible cambio en la licencia OGL 1.O, que rige la creación de productos compatibles con Dungeons and Dragons editados por terceros. Para quien no sepa de qué hablo, la OGL ha sido el documento legal mediante el cual D&D ha permitido a otras editoriales publicar material que refiriese a su universo, sin que tuvieran que preocuparse por reclamaciones de copyright por parte de Wizards of the Coast. Así, ateniéndose a las limitaciones que dictaba el texto respecto a criaturas o elementos patentados por D&D que deseaba reservarse en exclusiva, se ha creado toda una cornucopia de material que ha entretenido a grupos de jugadores de rol a lo largo de todo el siglo veintiuno.

Sin embargo, el anuncio de una nueva versión de esta licencia provocó suspicacias primero, y la filtración de un borrador de su texto hizo saltar todas las alarmas después: WotC planteaba un escenario en el que pretendían practicar una posición de monopolio con todo lo vinculado a D&D. Y aunque no prohibían que se siguiera publicando material por terceros, se reservaban el derecho a reclamar parte de los beneficios a partir de cierto nivel de ingresos, así como la potestad de censurar las obras producidas... o de usarlas por su cuenta sin pagar ninguna compensación a los creadores. Unas pretensiones que se han ido haciendo más y más sospechosas, a medida que pasaban los días y WotC mantenía silencio respecto a la veracidad del texto filtrado. 


Finalmente, el 13 de enero (fecha en la que se suponía que iba a hacerse pública la nueva OGL) WotC ha publicado un comunicado en el que pide perdón por los malentendidos y asegura que lo visto solo era una versión previa del documento, abierta a revisión una vez conocida la opinión de los aficionados. Una maniobra de tranquilización de las masas que ha de ponerse en contexto con el hecho de que, tras anunciarse en Twitter que WotC usaba la plataforma digital D&D Beyond como termómetro de sus aficionados, se registró tal volumen de bajas entre sus suscriptores que los servidores habían tenido problemas para gestionarlo. 

En mi opinión,  como jugador muy esporádico de D&D, el movimiento de WotC (o Hasbro, que es la verdadera propietaria de los derechos) tiene todos los boletos para convertirse en la definición de "tiro en el pie" en el diccionario. Porque, si bien la nueva OGL podría eliminar a varios de sus rivales editoriales, y obligar a los jugadores a comprar en exclusiva productos oficiales, por otro lado se habría reducido a la mínima expresión la cantidad de material de juego disponible. Para hacerse una idea, basta con echar un ojo a la página DriveThruRPG y comparar el catálogo de productos disponibles a fecha de hoy bajo licencias OGL (esto es, de terceros): 17273, y la cantidad que aparece como "oficial": 1229. Teniendo esto en cuenta, la capacidad de WotC para saciar el apetito de unos jugadores acostumbrados a tener docenas de opciones entre las que elegir puede que se quede muy corta.

Además, mi conocimiento sobre el mundo de D&D me dice que el catálogo oficial es mucho más corto de lo que parece en realidad. No en vano leía en Twitter cómo un jugador confesaba que "apenas había adquirido algunos manuales", ya que aún no se había actualizado a la quinta edición su ambientación favorita: Eberron. Y es que, tras la publicación de cada nueva versión del reglamento, se produce un reciclaje de productos preexistentes para actualizarlos a las nuevas reglas, pero su lista de obras apenas ha aumentado. Y aunque WotC no lo quiera reconocer, es algo en lo que se han aprovechado del trabajo de esas editoriales paralelas, ya que les ha descargado de la tarea de crear material nuevo durante los últimos veinte años. El crecimiento en el número de aficionados y su actual posición dominante (que ha hecho quejarse a sus propietarios de no estar siendo convertida en beneficios económicos) no se puede entender sin ese refuerzo, que ha provisto a los jugadores de aventuras y ambientaciones nuevas que explorar, y con las que divertirse durante innumerables sesiones. 


¿Cómo terminará esta polémica? Resulta complicado de adivinar, cuando parte de las editoriales que temían ser víctimas de la OGL filtrada han dado ya pasos para desvincularse de D&D, antes incluso de que aparezca la versión final (incluyendo una iniciativa de Paizo para crear una Licencia Creativa Abierta, que permita aglutinar juegos fuera de la OGL y evitar que el cambio de propietarios pueda derivar en similares conatos de monopolización de alguno de sus universos), y parte de la afición se mantiene en guardia, listos para prender las almenaras y agrupar sus fuerzas a la menor señal de que Hasbro/ WotC pretenda eliminar la enorme riqueza de opciones que llevan disfrutando desde 2003. El próximo capítulo debería ser la publicación oficial de la nueva OGL, y ver en qué modo es recibida por los creadores de material independiente. 

Os mantendremos informados.


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